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  • Susana Huenul Colicoy realiz un

    2019-04-23

    Susana Huenul Colicoy realizó un estudio sobre este proceso de intercambios que llevaron fak pathway los diálogos para la redacción de esa ley, en el que nos informa del encuentro de 2005 que duró ocho meses y en él se reunieron ocho dirigentes lafkenche y su equipo técnico con los representantes del gobierno constituido por un grupo de abogados, para elaborar dicha ley. “[…] los dirigentes lafkenche comienzan a debatir la temática con las bases, socializando lo que se discutía en las mesas de trabajo y recogiendo las opiniones para ir incorporándolas en el documento que se convertiría en el proyecto de ley.” La doble contingencia, término utilizado por Christian Martínez y del que ya hablamos, se hace presente aquí y permite leer las bases de legitimidad comunitaria que acompañó el accionar de las autoridades mapuche durante las reuniones con los enviados por las autoridades del gobierno chileno. Por su lado, Huenul ofrece otros datos que arrojan luz sobre la relevancia que tuvo la interpretación de las necesidades de los mapuche en el lenguaje jurídico, puesto que da cuenta de los ejercicios hermenéuticos de contenidos culturales plasmados en discursos jurídicos, la agenda de participación fue la siguiente: La capacidad para negociar con diferentes organismos del Estado tiene tiene tres niveles de agencia: el ámbito local (las comunidades); el segundo la articulación entre los distintos territorios para defender su derecho ancestral al mar y el tercero, la facultad del pueblo mapuche de adaptarse a los contextos y apropiarse discursos que no son los suyos para revertir sus efectos negativos. Para nosotros, la investigación de Susana Huenul transluce el intercambio de intereses entre culturas, por ejemplo, de índole filosófica en cuanto da paso a preguntar el significado de criterios híbridos y, asimismo, del ejercicio de procesos interculturales que, como en este caso, manifiestan las posibilidades de lograr que las partes en diálogo, sin negar sus diferencias, estipulen acuerdos que satisfagan necesidades distintas. Por otro lado, es importante mencionar que la autora no se inmiscuye en las limitaciones que tuvo esta ley después de haber sido ingresada para su trámite constitucional en la Cámara de Diputados el 24 de agosto de 2005, estos asuntos los reporta la misma organización Identidad Terri torial Lafkenche al comunicar que, a pesar de los trabajos conjuntos que elaboraron el proyecto de ley, finalmente quedaron excluidos del acceso a occipital lobe los recursos pesqueros: Una vez más, observamos que ha habido voluntad de los pueblos originarios para arribar a una condición de apertura cultural y no se puede negar que también de las autoridades, pero los logros se ven impedidos en sus alcances, lo que hace manifiesta la necesidad de contar con otro marco jurídico que sí dé fundamento a la institucionalidad requerida en todas las expresiones de cambio que estén en condiciones de salvaguardar prácticas económicas diferentes de la neoliberal. Tales acciones no son las únicas que se hacen presentes para obtener soluciones a los conflictos, existen las planteadas en otros sitios diferentes del mar y la comunidad, como son los centros urbanos y que no pueden dejarse de lado si se quiere obtener un panorama general de la condición de exigencias mapuche, nos referimos a la diáspora, con ella se introduce otra serie de problemáticas que dan cuenta de las exclusiones que padecen los miembros de este pueblo en su calidad de individuos en las ciudades chilenas, y que revelan también otras maneras de luchar por su derechos a la diversidad cultural. La diáspora, entonces, es otra cara en disputa por la representatividad de este pueblo, Enrique Antileo ilustra esta condición y sus planteamientos: Desde el punto de vista de Antileo el camino hacia la liberación no debiera establecer una división descalificadora de las luchas y acciones de los mapuche que han salido de las comunidades, pues el radicalismo que cuestiona su legitimidad por estar fuera de ellas no permite verlos como agentes de resistencia con necesidades adquiridas en sus nuevas condiciones de existencia. Estos posicionamientos son importantes porque incorporan las realidades que diferencian a los mapuche: los de la ciudad y los que permanecen en las comunidades, ya que olvidarlas o no considerarlas contribuye a restar fuerza al movimiento. Ningún aspecto está libre de debates, pues la conveniencia o no de hablar del mapuche urbano opuesto al rural, desde el punto de vista de algunos especialistas, contribuye a estigmatizar la lucha comunitaria, como bien lo apunta Tito Tricot cuando afirma: “parecen dividir arbitrariamente a los mapuche. Asimismo, tal distinción tendría una connotación política, pues el mapuche ‘conflictivo’ estaría en las comunidades y el mapuche ‘bueno’ ‘estaría en la ciudad”’.